Mito
Proserpina fue hija de Ceres y Júpiter, y se la describía como una joven sumamente encantadora.
Venus, para dar amor a Plutón, envió a su hijo Cupido (también conocido como Eros) para que acertase a Plutón con una de sus flechas. Proserpina estaba en Sicilia, en el lago Pergusa (cerca de Enna), donde se bañaba, jugaba con algunas ninfas y recogía flores. Entonces Plutón surgió del cercano volcán Etna con cuatro caballos negros y la raptó para casarse con ella y vivir juntos en el Hades, el inframundo grecorromano, del que era gobernante. Plutón era también su tío, pues Júpiter y Ceres eran sus hermanos. Así pues, Proserpina es la Reina del Inframundo.
Su madre Ceres, diosa de la naturaleza, los cultivos o la Tierra, marchó a buscarla en vano por todos los rincones del mundo, pero no logró hallar más que un pequeño cinturón que flotaba en un pequeño lago (hecho con las lágrimas de las ninfas). En su desesperación Ceres detuvo enfurecida el crecimiento de frutas y verduras, y se arrancó los vestidos y se arañó la cara, cayendo así una maldición sobre Sicilia. Ceres rehusó volver al Olimpo y empezó a vagar por la tierra, convirtiéndose en desierto lo que pisaba. Perdió su hoz en la ciudad de Trápani.
Preocupado, Júpiter envió a Mercurio para que mandara a Plutón que liberase a Proserpina. Este obedeció, pero antes de dejarla ir le hizo comer seis semillas de granada (un símbolo de fidelidad en el matrimonio), de forma que tuviese que vivir seis meses al año con él, pudiendo permanecer el resto con su madre. Pues es esta la razón de la primavera: cuando Proserpina vuelve con su madre, Ceres decora la tierra con flores de bienvenida, pero cuando en el otoño vuelve al Hades, la naturaleza pierde sus colores.
En otra versión de la historia, Proserpina comía sólo cuatro semillas de granada durante su rapto, y lo hacía por propia voluntad. Cuando Júpiter le ordenaba regresar, Plutón hacía un trato con él, diciendo que como Proserpina había robado sus semillas de granada, debía permanecer cuatro meses con él cada año en compensación. Por esta razón, en primavera cuando Ceres recibía a su hija, las cosechas brotaban y en verano florecían. En el otoño Ceres cambiaba las hojas a tonos de marrón y naranja (sus colores favoritos) como regalo para Proserpina antes de que volviese al inframundo. Durante la época en la que ésta vivía con Plutón, el mundo pasaba el invierno, una época en la que tierra era estéril.
El mito del rapto de Proserpina es descrito extensamente por el romano Claudiano (siglo IV). Por otra parte, en las Geórgicas de Virgilio, su figura está estrechamente relacionada con el mito de Orfeo y Eurídice: cuando Orfeo entró en el inframundo para tratar de llevar de vuelta a la vida a su esposa Eurídice, muerta por una mordedura de una serpiente acuática, es Proserpina quien impuso la orden de que mientras permanezca en sus dominios, Eurídice debía ir detrás de Orfeo mientras este aplacaba a Cerbero con su canto. Sin embargo, cuando estaba a punto de abandonar el inframundo, Orfeo se detuvo y miró hacia Eurídice, tras lo cual esta fue arrastrada de nuevo hacia el Hades y Orfeo perdió para siempre a su amada.
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