martes, 2 de febrero de 2021

DEYANIRA, LA ESPOSA DE HERACLES

En la mitología griega, Deyanira (en griego antiguo, Δηϊάνειρα o Δῃάνειρα: literalmente, ''la que vence a los héroes'') era la tercera esposa de Heracles, y es conocida principalmente por su papel en la historia de la túnica de Neso.



Deyanira era la hija de Altea y Eneo (rey de Calidón), Dioniso o Dexámeno . Cuando su hermano Meleagro murió, todas sus hermanas lamentaron su muerte en su tumba. Artemisa, enfadada, las tocó con su vara convirtiéndolas en pájaros, con la excepción de Deyanira y Gorge, que pudieron retener su forma humana gracias a la intervención de Dioniso.

Su padre la prometió en matrimonio al temible dios-río Aqueloo. Sin embargo Deyanira no era una princesa pasiva, pues ''conducía un carro y practicaba el arte de la guerra'', como señala Apolodoro, y no quería tener nada que ver con su pretendiente, quien podía tomar la forma de una serpiente o la de un toro.

Heracles, el mayor héroe del antiguo mundo olímpico, luchó con Aqueloo por la mano de Deyanira y derrotó al dios-río.

Posteriormente ella y Heracles tendrían una hija llamada Macaria y un hijo llamado Hilo que sería padre de Cleodao y abuelo de Aristómaco.

La historia principal de Deyanira es la de la túnica de Neso. En esta se dice que un centauro salvaje llamado Neso intentó violar a Deyanira mientras la ayudaba a cruzar el río Eveno.

Heracles vio lo que ocurría desde la otra orilla y disparó una flecha envenenada al pecho de Neso. Agonizando, el centauro mintió a Deyanira contándole que la sangre de su corazón aseguraría que Heracles la amase para siempre. Deyanira creyó las palabras del centauro y guardó un poco del veneno.

Cuando su confianza en él empezó a menguar (ya que Heracles era igual de infiel que su padre Zeus), Deyanira untó con la sangre de Neso la famosa túnica de cuero de Heracles. Mandado por ella, Licas, siervo de Heracles, le llevó la túnica, el héroe se la puso y murió lenta y dolorosamente al quemarle la piel la prenda (con llamas reales o por el calor del veneno). Desesperada al ver lo que había hecho, Deyanira se suicidó (según algunas versiones ahorcándose y según otras apuñalándose en el pecho)

La Túnica de Neso

Contaba la tradición que cuando Heracles descendió al Hades en el undécimo de sus trabajos se encontró allí con la sombra de Meleagro, quien le contó su azarosa vida y su trágica muerte.

Tanto apenó al héroe su historia que le prometió que se casaría con su hermana Deyanira en cuanto volviera al mundo de los vivos. Y así lo hizo Heracles, después de salvarla de Aqueloo, a quien su padre Eneo pretendía imponerle como esposo.

Como quiera que en una ocasión Heracles matara de manera accidental a Éunomo, un joven servidor de su suegro, tuvo que partir con su esposa Deyanira al exilio. Cierto día la pareja llegó a la orilla del río Eveno, donde el centauro Neso ayudaba a los viajeros a cruzar el cauce. Neso ayudó en primer lugar a cruzar a Heracles, pero cuando hacía lo propio con Deyanira intentó violarla.

Ante la petición de ayuda de la muchacha Heracles disparó una flecha al centauro, hiriéndole de muerte. Más antes de morir aún le dio tiempo de maquinar una última venganza: entregó a Deyanira una túnica envenenada con su sangre, diciéndole que con ella podría revivir el amor del esposo si algún día se debilitaba.

Pasó el tiempo. La pareja se estableció en Traquis y un día Deyanira se enteró de que Heracles se había enamorado de Yole, princesa de Ecalia, por lo que creyó que era el momento oportuno para probar la milagrosa túnica.

Así que le ofreció la prenda como si de un regalo se tratara, aceptándola aquél complacido. Nada más cubrirse con ella, el héroe fue atacado por el virulento veneno que tenía impregnado; intentaba quitársela pero la prenda estaba tan adherida a su carne que se arrancaba pedazos de la misma.

Devorado por el insoportable sufrimiento, mandó que levantasen una pira en el monte Eta. Una vez alli, extendió su piel de león sobre la pira y tras hacer prometer a Filoctetes (el único que le acompañaba en ese momento) que nunca revelaría su emplazamiento, se arrojó sobre la pira.

Se contaba que antes de inmolarse Heracles habría perdonado a Deyanira; perdón que llegó tarde ya que ésta, destrozada por la pérdida del esposo, se ahorcó. También se contaba que en este último instante entre los mortales Heracles habría entregado a Filoctetes las flechas emponzoñadas con el veneno de Neso, flechas que después emplearía en la guerra de Troya para dar muerte a Paris.

Con todo Heracles no murió, ya que Zeus ordenó que su amado hijo fuera sacado de las llamas y conducido al Olimpo, donde finalmente le fue concedida la inmortalidad.

El tema de la muerte de Heracles es tratado en Las Traquinias de Sófocles (segunda mitad del siglo V a.C.). A partir de este relato, la expresión una túnica de Neso ha sido utilizada en la tradición literaria para referirse a un dolor moral que nos devora y del que vanamente se puede huir.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

EL ENCIERRO DE SYLVIA LIKENS

El morbo se conjuga con una reacción de hipersensibilidad en el cuerpo. Frente a la pantalla no hay quién no se horrorice por lo visto. En u...