La interesante vida del emperador romano Heliogábalo ha sido relativamente poco explorada (y explotada) a lo largo de la historia. Cuando revisamos la diversidad sexual en el tiempo es inevitable hacer referencia al poderoso Imperio Romano.
Por alguna curiosa situación, la historia de la Roma Antigua y sus gobernantes está plagada de escándalos y polémica. Una época donde la sexualidad se vivía de una manera muy intensa. ¡Parecía que todos o casi todos los gobernantes y emperadores de Roma tenían que tener una vida sexual poco convencional, extraña y muy, muy intensa!
¿Cómo olvidar hacer mención de nombres como Julio César, Calígula, Mesalina o Nerón?
Pero ahora vamos a hablar de un personaje mucho menos popular que estas mencionadas figuras. Un emperador romano cuya interesante vida ha sido relativamente poco explorada (y explotada) a lo largo de la historia. Se trata del emperador Heliogábalo.
Heliogábalo (en latín “Eliogabalus”), nació en Emesa, Siria, en el año 203. Era hijo del senador Sexto Vario Marcelo y de Julia Soemia Basiana, prima del emperador Caracalla.
El emperador Macrino desterró a la familia de su predecesor, Caracalla, incluyendo a Heiogábalo. Vivieron en Siria y desde allí, su abuela, Julia Mesa conspiró para derrocar a Macrino, haciendo pasar a Heliogábalo como hijo ilegítimo de Caracalla. Macrino finalmente fue derrotado y ejecutado y Heliogábalo fue nombrado emperador en el año 218, con tan solo quince años de edad.
Su reinado estuvo fuertemente influenciado por su madre y sobre todo por su abuela. Heliogábalo y su familia adoraban al dios solar El-Gabal y lo trataron de imponer a toda costa en el Imperio.
Pero dejando de lado la situación política. Hay que hacer un paréntesis para hablar de la vida íntima y sexual de Heliogábalo. Se considera que fue el primer monarca transexual en gobernar en la historia. Al parecer a Heliogábalo le atraían los hombres, aunque se casó con mujeres.
Tuvo tres esposas. La segunda, Aquilia Severa, era una virgen vestal (así se conocía a las doncellas vírgenes consagradas a Vesta, la diosa del hogar, y era un crimen tomar a una como esposa). Pero terminó por abandonarlas y enfocó su atención completa en el esclavo Hierocles, un atractivo hombre rubio que servía originalmente como su auriga y al que llamaba “mi marido”. De hecho, por el se le atribuye la frase:
“Estoy encantado de que me llamen la esposa, la amante, la reina de Hierocles”
Se considera a Heliogábalo como una persona transexual. Se dice incluso que ofrecía dinero y riquezas a aquel médico que le otorgara la capacidad de tener genitales femeninos. Utilizaba mucho maquillaje y solía disfrazarse como mujer.
El problema de Heliogábalo no era para nada su condición sexual. El problema fue, que al igual que muchos de sus colegas emperadores, comenzó a rayar en la locura y las extravagancias.
Entre sus locuras sobresalen el realizar sacrificios humanos o construir una torre para suicidas. Sus otras extravagancias eran más inocentes y hasta cierto punto graciosas hoy en día. Por ejemplo, reclutó a un ejército de prostitutas, a las que llamaba “compañeras de armas”.
Se escapaba a las calles para prostituirse vestido de mujer, o bien, ejercía la prostitución dentro de su mismo palacio, encerrándose en una habitación en penumbras y ofreciéndose a todo aquel que pasara por fuera de sus aposentos.
A veces también visitaba lupanares, corría a las prostitutas y se quedaba el solo a ejercer su oficio. También llegó a instituír una orden militar para reclutar en su guardia pretoriana a puros caballeros “bien dotados” a los que llamaba “rabos de burro”.
Luego de Hierocles, se casó también con el atleta griego Aurelio Zótico, que tenía entre sus características, según dicen, un miembro viril bastante notable.
Por supuesto los historiadores fueron muy severos con los gustos sexuales de Heliogábalo. Gran parte de su vida y obra, se relata en la llamada Historia Augusta. Lo llamaban “sádico y psicópata sexual”.
Sus excentricidades le volvieron impopular. Fue objeto de una conspiración, y con tan solo dieciocho años de edad, fue asesinado por la guardia pretoriana junto con su madre. Se cuenta que su cuerpo fue arrastrado desnudo por toda la ciudad y que fue decapitado y finalmente arrojado a un río.
La vida de Heliogábalo ha fascinado a muchos artistas y poetas. Ruben Darío lo menciona en sus “Prosas profanas” y Edgar Allan Poe en “William Wilson”. También se hace referencia a él en la novela “El crimen del padre Amaro”, de José María Eca de Queiros. Posee también dos óperas dedicadas a él y hasta Marilyn Manson se inspiró en su vida para su disco “The Pale Emperor”. También es muy reconocido por la famosa pintura de Sir Lawrence Alma-Tadema “Las rosas de Heliogábalo”.
Tal vez sí cometió crímenes y atropellos (cosa que parecía ser común en esa época), pero haberlo satanizado por sus gustos sexuales tal vez es un poco exagerado hoy en día.
Imagínense si aquellos historiadores vieran la evolución que a tenido la sexualidad humana hoy en día. Se caen muertos y nos tildarían a todos de “psicópatas sexuales”.
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